viernes, 7 de julio de 2017

Mi dulce niña

Pinturas de Chie Yoshi
Las hadas, las bellas hadas, 
existen, mi dulce niña, 
Juana de Arco las vio aladas, 
en la campiña. 

Las vio al dejar el mirab, 
ha largo tiempo, Mahoma. 
Más chica que una paloma, 
Shakespeare vio a la Reina Mab. 

Las hadas decían cosas 
en la cuna 
de las princesas antiguas: 
que si iban a ser dichosas 
o bellas como la luna; 
o frases raras y ambiguas.

Con sus diademas y alas, 
pequeñas como azucenas, 
había hadas que eran buenas 
y había hadas que eran malas. 

Y había una jorobada, 
la de profecía odiosa: 
la llamada 
Carabosa. 

Si ésta llegaba a la cuna 
de las suaves princesitas, 
no se libraba ninguna 
de sus palabras malditas. 

Y esa hada era muy fea, 
como son 
feos toda mala idea 
y todo mal corazón. 

Cuando naciste, preciosa, 
no tuviste hadas paganas, 
ni la horrible Carabosa 
ni sus graciosas hermanas. 

Ni Mab, que en los sueños anda, 
ni las que celebran fiesta 
en la mágica floresta 
de Brocelianda. 

Y, ¿sabes tú, niña mía, 
por qué ningún hada había? 

Porque allí 
estaba cerca de ti 
quien tu nacer bendecía: 
Reina más que todas ellas: 
la Reina de las Estrellas, 
la dulce Virgen María. 

Que ella tu senda bendiga, 
como tu Madre y tu amiga;

con sus divinos consuelos 
no temas infernal guerra; 

que perfume tus anhelos 
su nombre que el mal destierra, 
pues ella aroma los cielos 
y la tierra.

Rubén Darío

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...