miércoles, 14 de enero de 2015

El alma de la rosa

 "ogni giorno un'emozione senza fine"
Pinturas de Eugene Von Blaas


La mañana de Andreana,el 1 de junio de 1880 comenzaba diferente a las demás,se iniciaba el mes de las rosas y ella cumpliría pronto dieciséis años.Sus ojos aquella mañana parecían abarcarlo todo,el sol,las blancas nubes,las gaviotas,el mar,toda Génova se rendía embriagada ante la vida que renace,ante la juventud que florece,ante la rosa de junio;y ella,Andreana,era el matiz de la pincelada mas bella que venía a completar el paisaje que la rodeaba.

Génova despertaba a diario con bulliciosos trajines dentro y fuera de casa,como si el puerto entero se viera invadido desde muy temprano con el trinar alegre de numerosos pájaros en busca de la comida matutina.La vida de esta ciudad desde sus orígenes estuvo siempre unida a su puerto y las actividades del mar que marcaron el eje central a toda su historia y la vida de sus gentes,todos ellos en ires y venires,siempre custodiados cual padre protector por aquel faro tan distintivo llamado "La torre della  lanterna" del que todo genovés se siente orgulloso y no por poco.
Al bajar a la estancia.Andreana encontró a Clara su madre lidiando como cada mañana con los pequeños,Cosimo,Ettore y Grazia,sus hermanos,y además el gato Morso;Andreana no pudo menos que correr al auxilio de su atareada madre sentándose a dar de comer a Grazia,mientras en medio del ruido que hacían los niños doña Clara cantaba el estribillo de una vieja canción a la vez que iba y venía tratando de aprovechar las horas de la soleada mañana en apurar los quehaceres de la casa,parando solo cuando recordaba alguna recomendación para el día que tuviese que hacer a alguno de sus hijos.
 No se podía negar que las mañana en el puerto de Génova eran para todas las familia mucho mas que atareadas y mas aún en le barrio de Boccadesse,barrio de pescadores en la parte oriental de la ciudad;Génova tenía esa magia de vida que solo en aquellos tiempos parecía inyectar a la gente la alegría y la razón de ser aunque no siempre les dejaba tiempo para meditar en ello.
La pequeña Grazia ni bien hubo terminado de desayunar y sin dar tiempo a Andreana de siquiera llevarse un bocado a la boca,corrió hacia el canastón viejo donde se encontraban algunas prendas tejidas sin terminar y se los acerco pidiendo que le enseñase a tejer,tarea que Andreana solía hacer solo por obligación y por ello muy mal.
 Al ver esto la tía Violetta,solterona que vivía con la familia desde hacia ya incontables años, daba palmadas y sonreía diciendo:
_¡Finalmente alguien con buena cabeza en esta casa!_celebrando que alguien en la casa quizás hubiese heredado su don con los hilos.
 De pronto sintióse unos golpes en la puerta,Andreana aprovecho este instante para librarse de escuchar a la tía Violetta decirle lo mucho que algún día se esforzó en enseñarle a tejer y lo mal que hasta ahora lo hacía seguido de un sermón sobre lo mal que le iría si algún día se casaba,¡Ay tía!no me cuente milagros que no soy santa,pensaba Andreana;así que deseando evitar escuchar a su tía Violetta corrió a abrir la puerta,era Vitto su hermano que venía comiendo una de las granadas que llevaría a vender aquella mañana hasta la plaza de Ferrari:
 
_¡Mamá es el Vitto y Sofia!_grito Andreana,mientras Sofia su prima de dieciséis años esperaba risueña para que fuesen a hacer el trabajo diario.

Sofía lucía aquella mañana,bella y sonrosada como las granadas que tenía en su canasto,¡buen bocado para un goloso!,ella esperaba lista a su prima para empezar las faenas del día con todas sus amigas que al igual que ellas vendían por las calles del puerto diversos productos para así ayudar economicamente a sus pobres familias,


 entretanto Andreana presurosa cogió su chal y sus dos canastos conteniendo lo que sería la venta del día,dos gallinas para la señora Gudulina y los huevos frescos para la mesón de su hijoPietro,salio pues a dar el encuentro a su prima,respirando aliviada de no tener que escuchar mas a la tía Violetta y sus inacabables discursos,pensando que ya pasó la cuaresma para sermones y las navidades con sus canciones.
 encontró fuera también a Giulia,su amiga vendedora de flores,que venía por la otra calle,cadenciosa y tan hermosa como las flores que ofrecía;bellos pies lucían esos zapatos que harían pecar a un beato.

 
Giulia,con su belleza porteña alegraba las calles de Génova,en especial cuando sus pasos la llevaban hasta la Villetta Di Negro en el corazón mismo de la ciudad; vendiendo flores con cancioncillas entrecortadas que siempre solía detener justo cuando la rosa llegaban  a sus rosados labios,rosa que sostenía al ofrecer sus flores,insinuando cierta coquetería audaz latente en ella a flor de piel,un beso cortado y sugerente al pasajero al besar la flor,así pues encontraba a mas de un caballero presto a comprarselas ya fuera para impresionar a algún amor o tan solo para acercarse mas a Giulia y admirar mas de cerca a la muchacha,muchos matemáticos hacían cálculos para convencerla de que uno más uno son tres y los pasos hacia el altar se dan solo una vez;pero Giulia era de las que prometen y no cumplen.Hoy pues,venía a dar el encuentro como todas las mañanas a sus amigas de siempre.
 _¡Debemos ir a buscar a Elizabetta!_grito Giulia al verlas,y las tres se quedaron mirando con desgano,buscar a su amiga Elizabetta incluía esconderse de su padre que veía mal que su hija Elizabetta andase entreteniéndose con amigas en lugar de hacer sus labores cotidianas con prontitud y regresar a casa a ayudar a su madre;es que la vaca no se acuerda cuando fue ternera ni el perro cuando fue cachorro,asi pues, no comprendía a las rosas cuyo corazón las domina con ordenes de rey absolutista y de amo implacable,que cual dictador las empuja a reír todo el tiempo y dejarse llevar juntas en esa deliciosa tormenta de emociones a flor de piel que no es otra cosa que la juventud en sus albores,despertando al amor y sonriendo a la vida que renace.

 Apeándose en el borde de los muros de la casa de Elizabetta,Andreana y Giulia divisaron a Elizabetta sentada cosiendo y antes de llamarla se aseguraron de que su padre no anduviese cerca:
_¡Elizabetta..Vamos!_dijo Andreana en voz queda


_Mi padre amaneció en la pesca,ahora duerme entren sin hacer ruidos__respondió la muchacha,presurosa; Andreana se acerco a la puerta sonriendo con complicidad mientras miraba una carta en las manos de Giulia que esta le acababa de entregar.
_Parece ser una carta de amor de Vincenzo para ti Elizabetta__Dijo Andreana.
Si,efectivamente era una carta de amor,traída por la coqueta Giulia de Vincenzo para la siempre inquieta Elizabetta,no pudo menos que sonreír ante tanta osadía de ese enamorador de Vincenzo,mira que enviarle una carta sabiendo como estallaría de rabia su padre en caso de descubrirla,pensaba Elizabetta.
 No era que no le gustase ese pillo de Vincenzo,era solo que ese pillo pasaba el día probando sin comprar,enamorando a cuanta niña bonita se cruzase en el camino,no había que tomarle mucho en serio,ya algún día se tomaría ella el trabajo de hacer sentar cabeza al bribón,pensó,¡pero hoy no!,su corazón daba brincos de alegría pero por disfrutar la vida abrazando su mañana.Elizabetta abrió sonriente el sobre y dispusose a leer la misiva,moviendo la cabeza y entornando los ojos,que bien bonitas son las mentiras cuando una de coquetear tiene antojo.
 _¡¿Pero que dice?!_preguntaba curiosa Andreana
_Es un impertinente desvergonzado,dice que me espera en la fuente de Santa Lucía__Respondió Elizabetta.

Una carta del enamorado Vincenzo con requerimientos de si no estas enamorada enamorate de mi y demas menjurjes de palabrerías para que la mocita le diera el si,le decía ademas que aquella mañana esperaría a Elizabetta en la fuente  de Santa Lucía para declararle su amor cuanto podía.¿Es que acaso alguien puede describir en palabras la inquietud y emociones que embargan el corazón ante la cita de amor tan esperada?¿ante la prontitud a oír las palabras de amor tantas veces soñadas a punto de hacerse realidad?,mas espera la muerte y aún se alegra....Pero ella Elizabetta,lo tomaría con calma,era tiempo de ser feliz y ya se daría tiempo mas adelante de romperse la cabeza y un poco el corazón corrigiendo a ese truhán.

 _¿Y que esperamos?...¡vamos ya!_dijo exaltada Andreana deseando fueran pronto a la cita de amor de su amiga
_Esta bien,vamos_respondió Elizabetta cogiendo sus cantaros y su manto,que con prontitud coloco sobre su rizado cabello y con una sonrisa y andar cadencioso,dando el si y el no a cada paso,ya fuera de la casa todas se dirigieron hacia el punto de encuentro,la fuente de Santa Lucía.
 Las muchachas caminaban por la calle haciendo alboroto con sus risas,sus continuos juegos y mohines,sonrosándose a cada paso por las miradas encendidas y piropos que los muchachos del lugar les lanzaban a cada vuelta de esquina ensalivandoles las orejas con palabras de miel como en panal de abejas,entonces se empujaban con complicidad haciendo trastabillar a mas de una matrona que con enojo daba vuelta levantando las manos para reprenderlas o hasta mal decirlas;que mal nacidas,mal criadas y peor educadas eran,ellas riendo a mas no poder tomabanse de la mano para huir del lugar y darse de carcajadas al voltear la calle,que mucho le imporata a una muchacha lo que una vieja dice,aves que por primera vez surcan el cielo en su vuelo no se verían tan felices de intentar hacer piruetas en el aire como estas jovenzuelas en sus mañanas de Abril.
Todas estas risas continuaron eufóricas y altisonantes burlandose así de todo viandante,hasta que sus pasos las llevaron bajo la ventana del convento de monjas de clausura y encontraron como todas las mañanas a Sor Lucía en la torre,tan joven como ellas y cuyos ojos de tanto mirar al cielo habíanse tornado también de aquel color,ellas la contemplaron por un instante en silencio,nostálgica siempre;algunas veces habíanle visto pensativa con los ojos puestos en la bóveda celeste del cielo pero con el alma y el corazón en alguna perdida estrella que solo en el interior de su ser alguna vez brilló.¿Acaso seria dueña de un corazón enamorado aquella monjita?¿o acaso esperaba ese amor?.Las muchachas todas sentían un poco de pena por ella pero no hubiesen cambiado su suerte por la de aquella criatura que mas les parecía un pájaro enjaulado en una enorme jaula hecha de mármol y reglas,que un alma satisfecha espiritualmente.
Sus padres habíanla entregado al convento siendo apenas una niña y no había conocido mas juego que la repetición constante de oraciones,una vez inteligibles para ella,hoy con escaso significado;tampoco había conocido mas madre que la adusta madre superiora del convento,ni mas caricias o disciplina de amor,que la regla de San Benito forjadora de las almas limpias en el mundo eclesiástico,sin embargo al ir creciendo, sus ojos a través de las ventanas en la torre del convento habían podido llevarla fuera de este y mas de una vez habíase emocionado al ver la alegría que inundaba las calles en un ir y venir constante haciendo los días vivos y llenos de propósito,había sentido también alguna vez despertar su carne ante la dicha y el amor de las almas jóvenes que practicamente le rendían culto a la vida allí afuera cuando en alguna noche de insomnio sus ojos fueron a dar con dos amantes que entre besos y caricias se entregaban al amor,que poco duda en freirse la carne cuando buen aceite la consume.Y mas de una vez en complicidad con alguna otra monjita habiase atrevido a mirar por el ojo de la cerradura el mundo de afuera que con su movimiento parecía acariciarle el rostro con voluptuosidad,¡cuantas veces entonces su corazón deseo atravesar aquellas puertas para amar,sentir,vivir!.

Las muchachas pues,como digo,se detuvieron todas a contemplar a la monjita y como en un lenguaje sublime y triste,miraban fijamente comprendiendo el alma en soledad de Sor Lucía,sintieron pesar de no poder llevarla con ellas;así pues,solo levantaron sus alabastrinos brazos y moviendo sus  manos todas ellas la saludaron sacándola de su ensimismamiento.
_¡Buenos días Sor Lucía!_dijeron todas juntas intentado que sus voces llegaran hasta lo alto de la torre donde se encontraba la monja,ella mirando hacia donde las muchachas estaban respondió el saludo con una bella y fresca sonrisa mientras movía una de sus manos que si hubiese sido una paloma hubiese remontado vuelo hasta donde estaban aquellas niñas.

También al pasar las muchachas bajo los balcones de las casas en la que vivían las familias nobles de Génova,como la Villa Doria,el Palazzo bianco o el Palazzo Tursi,vieron a esas horas de la mañana  a las jóvenes de élite asomadas al balcón,distrayendo sus miradas en el bullicio de las calles,la alegría de viandantes  como la de las protagonistas de mi historia eran motivo de burlas para estas señoritas a lo que ellas al notarlo pensaban disgustadas:¡¿que se creían aquellas damitas nobles de allá arriba?!,quizás las faenas diarias a ellas las tuvieran sin cuidado y pudieran darse a las delicias del ocio,¡pero como debían aburrirse en esas grandes casonas las pobres!....pues a diferencia de nuestras amigas cuyos días se mezclaban entre el duro trabajo,el jolgorio y la picardía por ser la mas osada de las faenas el amor;estas niñas nobles solo sentabanse a esperar la decisión paterna hasta ser entregada a un desconocido cuyas arcas llenas y demas posesiones justificaban bien la boda,así pues,estas muchachas a pesar de las miradas burlescas y de desprecio de las jóvenes nobles,no sintieron en nada envidia de el lugar de aquellas.

Y hasta cuando algún primo o familiar cercano en edad casadera visitaba la familia,se les veía emocionadas y tensas a estas señoritas de alcurnia,sin saber que hacer o decir,pensando en si esto o aquello era apropiado para señoritas de su clase;las vendedoras con el afán de reírse había veces en que se detenían a observarlas,haciendo apuestas sobre si aquellas damitas se atreverían o no a insinuarse al joven caballero,y el resultado siempre era el mismo,¡no se atrevían!,eran devotas de San recato,lo cual por supuesto,levantaba las carcajadas de nuestras picaras doncellas,imaginando lo que ellas hubiesen hecho tan solo por hacer sonrojar al joven mozo.
Así también,en su alegre caminar por las calles de Génova,encontraban a las otras"las damas tristes",como ellas las llamaban,
 mujeres que por una u otra razón habían perdido el brillo aun siendo tan bellas,despojadas por múltiples razones del amor cuyos sentimientos reprimidos agolpabanse en sus almas con dolor hasta asesinar su dulzura, y es que el amor es la vida misma de la rosa,su razón de ser;estas damas tristes a las que nuestras heroínas contemplaban en su andar,eran mujeres que deseando amar vivirían el resto de sus vidas condenadas al desamor por su condición de viudas,solteras,decepcionadas que seguían amando aún al infame,¡en fin! que todas de igual manera se negaban ellas mismas el derecho de vivir plenamente por temor a la condena social,temor que a buena fortuna hoy, ya agoniza.
A ellas,nuestras amigas mirabanlas con cierto temor,ninguna de ellas deseaba acabar sus vidas solas y en desamor,¡no,eso no!,pues aún sin experiencia en estos campos,el instinto les avisaba que era el peor sufrimiento y la peor condena a la que una mujer,hecha solo para amar,podía ser arrojada...¡no,ni pensar en terminar así! ya era suficiente con ser pobres,privándose de tanto para finalmente también privarse del calor de amar.Apresuraban pues,siempre el paso en esta calle.Fue así que llegaron a la calle de San Honorato,e inconscientemente todas voltearon hacia los balcones de "La casa dei baci",nombre mas que acertado y sugerente para el tan famoso burdel del puerto,encontraron pues en sus balcones a Rosetta que habíase quedado dormida luego de los avatares de la noche anterior.
 Y al lado de ella sentada,sosteniendo una flor,que seguramente el ultimo cliente al retirarse tuvo a bien dejar en sus manos,se encontraba la Henrietta,en el borde del balcón y sonriendo a las damiselas que con no poca curiosidad la miraban
_Entren muchachas y animense a trabajar conmigo_les dijo Henrietta sonriendo burlonamente al ver que la miraban sorprendidas y con curiosidad por adivinar que tan mala es "la mala vida".
_¿Que ha dicho esa mujer?!...¡nosotras somos honorables,sépalo usted!_respondió Sofía defendiendo el honor de todas
_Si muchacha si,ya veremos cuando falte el pan en tu mesa o se te antoje dejar esos harapos...vendrán aprisa a verme ¡pobres tontas!_dijo asegurando Henrietta
Mas las muchachas pensaron que ya podía esperar con los brazos y la cartera abiertos ;ya podía quedarse aguardando el resto de su vida,pues jamas ninguna iría a trabajar allí,aunque les faltara el pan en la mesa como había dicho la "maledetta",no,ninguna vendería así su piel llendo a parar al arroyo;así pues,haciendo un mohín de desprecio las muchachas voltearon la calle sin hacer caso de las carcajadas de Henrietta que se burlaba de ellas a mas no poder.
 Pero fue Giulia quien luego de este encuentro rompió el silencio y contó haber entrado una sola vez por curiosidad a la casa de Henrietta con motivo de llevar la ropa sucia a lavar;les contó de las joyas y hermosos trajes,perfumes y otros atavíos que esta tenía y como toda suerte de lujos adornaban la estancia en su casa de citas,sus ojos habíanse deslumbrado...¡pero no!eso no era para ellas,ellas serian felices siempre corriendo por las calles del puerto cautivando con su belleza a toda suerte de pasajeros y buscando el amor y sus gracias.

Así conversando habíanse quedado atrás Elizabetta y Andreana que ahora parecían hablar en secreto de algo importante,mientras Giulia impaciente por llegar a la fuente y ver de buena vez como se desenvolverían los hechos entre Elizabetta y Vincenzo,se detuvo a esperarlas tratando de adivinar que era lo que estaban hablando tan bajito y en secreto.
 Si Giulia hubiese observado mejor se hubiese dado cuenta que por donde acababan de pasar las jóvenes había quedado observandolas con ojos ardientes un mozo mas que guapo,de esos que duelen los ojos de solo verlos,pero no podemos esperar tanto de Giulia que siempre parecía tener mucho en que pensar y tramar;pero la que si notó la presencia del muchacho fue Elizabetta que pronto sonriendo picaramente halo del brazo de Andreana para hacerla voltear consiguiendo que ésta se ruborizase,pues este mozuelo era nada mas y nada menos que Petruccio el pretendiente enamorado de Andreana.

En fin todas se habían detenido a esperarlas y por fin Sofiía grito:
_¡Caminen,caminen,se esta haciendo tarde!_y así sacadas de su secreto dialogo se reunieron con las demás que las esperaban y emprendieron la marcha,pero al voltear la calle encontraron a Virginia,aquella moza vendedora de flores que se sentía dueña de los clientes así como de Vincenzo,al cual seguía de sol a sol;la vieron observarlas casi amenazante especialmente a Elizabetta no le quitaba los ojos de encima,se quedo parada en un rincón de la plazuela como esperando algo y esconciendo las uñas;las muchachas la miraron de soslayo y continuaron sonrientes hasta llegar a la plazuela donde se encontraba la fuente.
Llegaron pues,hasta la fuente de Santa Lucía donde desde muy temprano muchas personas buscaban el liquido vital con prisa y afán,pero ellas inconscientes del tiempo como suelen ser las mujeres cuando el amor apremia,comenzaron a revolotear por los alrededores escondiéndose,empujándose y zapateando ante cualquier charquito para mojarse entre ellas y reír a mas no poder,no fue raro que mas de una persona les llamase la atención con improperios por su mal comportamiento,ya que mas de una vez en sus saltos y correrías habianle votado alguna garrafa de agua a alguien,que sin dudarlo levantaba el puño hacia ellas maldiciendolas,"¡que el diablo haga sopa con sus huesos muchachas del demonio!", y habían tenido que pagar sus por sus disfuerzos recogiendo ellas mismas el agua al afectado,pero este mal momento no hacía que dejaran de reír incluso mas si en su afán de reparar el daño volvían a derramar el agua,para luego entretenerse en imitar las caras de furia y la forma de caminar que habían hecho las gentes del lugar al irse contrariados por sus juegos irresponsables.
En estas correrías andaban,cuando Elizabetta fue sorprendida por Vincenzo que la miraba con ojos brillantes,diciéndole en voz baja palabras de amor al oído y haciendo que los rubores subiesen a las mejillas de la bella joven"¡que si fuese santo de tu devoción bien haría en dejar mi altar por ganar tu corazón!","a la tierra se va la lluvia formando rios y detras de tus labios se van los mios","ojitos tuyos ojitos mios,quiero que todo lo tuyo sea muy mio";sus amigas por otro lado al darse cuenta pararon sus juegos y lanzando a los enamorados miradas pícaras comenzaron a cantar estribillos de amores rosas con toques de pasión,mientras se daban pellisquitos entre ellas al notar lo cerca que se ponían uno del otro para mejor decirse lo que en silencio mejor se dice.Todas trataban de adivinar que era lo que le estaría diciendo,y como pícaras e imaginativas que eran,comenzaban a  imaginar palabras de amor subidas de tono,invitaciones seductoras a gozar del amor que las hacían reír aun mas especialmente al ver ruborisarse a Elizabetta cada vez mas.
  Fue precisamente Elizabetta quien no soportando sonrojarse mas ante el cortejo romántico y otras veces hasta osado de Vincenzo,le pidió tocase la mandolina,instrumento que la gran mayoría de italianos de la época,especialmente en los puertos,solía dominar,no tanto por su amor al arte como por su interés en seducir a bellas jóvenes,que a cambio de oírlos tocar a mas de uno habíanle entregado su incondicional amor y otras cosillas mas que me coce la boca mi abuelita si me atrevo a escribirlas.Así pues,Vincenzo ni corto ni perezoso,sacó de entre sus alforjas su pequeña mandolina dispuesto a conquistar el corazón de su amada Elizabetta,mientras sus inquietas amigas tomaron asiento donde pudieron en espectativa del improvisado concierto matutino.
  El joven comenzo a deslizar delicadas notas de la desgastada mandolina,mientras su melodiosa voz entonaba canciones de total rendición al amor y las muchachas especialmente Elizabetta,cayeron en una ensoñación de éxtasis que acentuaba su voluptuosidad ante aquellos acordes como música para encantar serpientes,ante aquella voz;mientras Vincenzo,con los ojos fijos en el motivo de su canto lucía aún mas gallardo bajo los rayos del sol de la mañana al ver que su arte le proporcionaba el esperado resultado,tanto que cada mirada,cada palabra,cada gesto,calaba profundo en el corazón femenino de su amada Elizabetta.Es que¿no es el caso que toda alma femenina es subyugada frente al canto dedicado de un hombre?,cuanto mas,si ese canto proviene del ser amado,de aquel a quien amamos en secreto sin atreverse siquiera a hacer un gesto que delate la debilidad,y luego él,un buen día,a través de unas letras acompañadas de melodías se atreve a confesar,a declarar su amor;entonces si que el mundo parece otro,sus matices se tornan nuevos a los ojos enamorados,el corazón se agita como si deseara huir de nuestro pecho,los ojos parecen de pronto descubrir la creación é incluso al creador tras ella,nos sentimos pasajeros de las nubes y en ellas surcamos no solo el cielo sino el universo entero con la emoción de un niño a punto de satisfacer el motivo de su curiosidad y solo entonces,deseamos que ese instante dure una eternidad completa,daríamos lo que nos queda de vida por ese minuto de eternidad.
Ni bien hubo termina la canción,Vincenzo practicamente corrió a lado de Elizabetta a confirmarle su amor y proponerle encontrarse en algún lugar donde pudiesen hablar a solas sin tanta gente por allí rondando,ella acepto dar un paseo con el por el campo pero el domingo luego de misa;el entonces cogió en un descuido la mano de la niña y deposito en esta un muy emocionado beso,sintiendo que se rendía enamorado frente a la belleza de la joven mujer y en espera de no solo un beso,en un futuro muy proximo.
 Mientras todo esto ocurría,Andreana al igual que las demás,habíasen quedado mirando en espectativa de los acontecimientos,cuando sin percatarse  siquiera,apareció detrás de ella Petruccio,que las había seguido hasta la fuente para también hablar de amor a la bella muchacha,que sorprendida no atinaba mas que a sonreír mientras sus mejillas delataban con rubores los sentimientos que en su joven corazón guardaba por él,por Petruccio,a quien desde ya sentía suyo.
 Fue en aquel momento al ver a Vincenzo besar la mano de Elizabetta que Virginia,que habiase quedado en un rincón masticando ira, observando toda la escena,sintió que la polilla de los celos comenzó a tejerle una chompita con mas huecos que rostro con viruela y no pudiendo contener mas su furia se fue contra Elizabetta,gritándole desde donde se encontraba:
_¡Maledetta questo é il mio uomo!_pero antes que pudiese acercarse a Elizabetta,Andreana corrió y le cerro el paso y Giulia y Sofia hicieron lo mismo,resistiendo la furiosa embestida,ante lo que Virginia al ver que no la dejaban acercarse vació dos garrafas de agua sobre las muchachas iniciando una gran pelea,fue entonces que Sofia enojada por ver su traje mojado comenzo a lanzarle los frutos que aún por estas correrías no vendía,a saber las suculentas granadas,muchas de las cuales fueron a estrellarse contra el suelo propiciando que Giulia resbalace en su intento por correr a tomar del cabello a la maledetta Virginia,caída que propició mas de una carcajada de las gentes que habíanse detenido a presenciar la gresca en especial de Virginia que hacíale ademanes grotescos sobre sus carnes expuestas por la caída.
Una pescaderita habiase detenido también a ver la pelea y se vio muy afectada pues Giulia ardiendo en furia sin pensar en mas cogió el cesto de pescados de la niña y lo volteo sobre la cabeza de Virginia:
-¡Ahora no oleras a perra sino a pescado!_Ante lo que Virginia reaccionó depositando con la palma bien abierta una bofetada en el rostro a Giulia enrojeciendola,Giulia respondió a esto con una mas que altisonante bofetada a dos manos
_¡Toma para que aprendas!_dicho esto no esperaron mas ambas por dar rienda suelta a toda su furia y cogieronse de los cabellos rodando por el suelo mientras Elizabetta cogió sus garrafas de agua y levantando la falda a Virginia las vació diciendo:
_¡Para que se enfríe la perra!_haciendo alución a lo que se decía sobre que Virginia que tenía una lista de pretendientes tan abundante como lentejas en puchero de ejército y no contenta con esto,tambien quería a Vincezo.
 Fue entonces que llego la nona Gio,anciana vendedora de naranjas muy enojada al ver el desastre que aquellas laberintosas estaban ocasionando y dejando sus canastos en el suelo extendió sus brazos comenzando a amenazarlas con ir a avisar a sus padres lo desvergonzadas que eran,si no fuese tan anciana,pensó,ella misma les hubiese dado una buena tunda para sacudirles el polvo,¡mira que estropear así la mercancía sin la mínima consideración a nadie!¡muchachas irresponsables!¡mal paridas!¡retoños de diablo tuerto!,ya tendría ella tiempo de atarles bien las riendas cuando fuese con el chisme a sus padres,no dejaría pasar esto hasta que les quedasen buenos cardenales para que aprendieran las atolondradas a no andar despellejandose entre ellas.Ellas por su parte tenían mucho respeto por la nona,así como todo aquel que la conocía en Génova no solo por tener la edad de la sabiduría,que más sabe el diablo por viejo que por diablo, sino además porque había sido testigo de las mil y una correrías de señoras y señoritas en afanes no muy decentes en los que nos suele envolver el amor a las hijas de Eva y aunque mal no la pasamos,mal lo lamentamos,y quizás ellas mas adelante necesitarían también de los trucos de la nona por lo que habían de estar en buenas trances con ella.
 Así pues,fue Andreana la que a pesar del dolor que sentía en su golpeada espalda al ver a la nona Gio,corrió a recoger todo lo que pudo mientras las demás hacían lo propio temerosas de contrariar más a la anciana,solo Giulia sonreía al recordar a Virginia con los pescados callendo por todas sus prendas que la habían obligado a correr a casa en busca de un baño,era seguro que allí le esperaban unos buenos azotes de su madre por estropear las flores que tenia que vender aquella mañana ¡y ni que decir del canasto!, olía a pescado y era ya irrecuperable para ofrecer flores sobre el.
De todas formas y a pesar de todo el alboroto armado,había sido un placer darle su merecido a Virginia,ya que esta solía ser muy entrometida no solo con lo que decía importarle,a saber Vincenzo,sino también con los romances ajenos que no contenta con tener un circo de admiradores quería tambien un teatro.

Fue entonces cuando se percataron de la pobre pescaderita  que lloraba su desventura de quedarse a espectar semejante lío que termino dañándola, pues había perdido en la gresca todos sus pescados y ya no tenía que vender ni llevar a casa para comer aquel día,las muchachas miraronse entre si consternadas,fue Vincenzo que tuvo la genial idea  de ir hasta el mar,allí de seguro encontrarían peces e incluso almejas que todas podrían vender para no tener que explicar a sus familias la pérdida de casi toda la mercancía,pero debían ir de prisa ya que la mañana estaba muy entrada,salieron pues,no sin ser seguidos todos por las miradas de curiosos transeúntes que habían disfrutado la pelea de las mozas,pero fue Giulia la mas osada en retomar la marcha con su cadencioso andar,sonriente y descarada como si nada hubiese ocurrido,ostentando mas garbo que verguenza.

Enrumbaron pues hacia el balneario de pescadores guiadas por Petruccio,mientras que Vincenzo se despidió recordándole a Elizabetta la cita del domingo,fue Andreana preocupada quien pidió a sus amigas hacer una parada en la masón de la madonna Gudulina,pues debía entregar las dos gallinas que su madre le encargara y también los huevos frescos,pero estos últimos habían hecho las veces de granadas de guerra en la trifulca y de ellos ya no quedaba nada ni el recuerdo.Al llegar a la masón,hacía ya buen rato que la madonna Gudulina esperaba sus gallinas para el puchero del día,Andreana esbozo su mejor sonrisa acompañada de los ojos mas inocentes y tiernos que pudiese mostrar,aunque bien se daba cuenta que ya no tenía ni cara en que persignarse,pero ni con eso bastó para que la madonna no manifestara su enojo,y al reclamar por los huevos ella invento la excusa de que el pillo de su hermano Vitto se los había comido todos,¡el muy bastardo!,decía frunciendo el ceño,mientras la madonna Gudulina sea por los ojos de Andreana o sea por que ya se le hacía muy tarde para cocinar,decidió dejar el asunto como estaba,le pago a la muchacha y se metió enseguida a su cocina.Al volver la muchacha donde sus amigas la esperaban,volteo a ver un pequeño callejón donde ¡ oh sorpresa! se encontró a Vitto,la pequeña Grazia y la canasta de granadas casi vacía de habérselas comido entre ellos dos sin haberlas siquiera ofrecido.Andreana les advirtió que se lo diría a su madre:
_¡Maldita sea Vitto le diré a mamá!
_Si le dices algo le diré lo que sucedió allá en la fuente_contesto Vitto sin siquiera dejar de pelar la siguiente granada que se comería,dejando a su pobre hermana mayor,en silencio absoluto.
Andreana solo atino a fruncir los labios conteniendo la cólera ante el astuto rapazuelo,¡¿cómo hacía siempre para salirse con la suya?!ella nunca había tenido tanta suerte,¡en fin!encogióse de hombros y fue al encuentro de sus amigos que la estaban esperando.
Ni bien hubieron llegado notaron que el movimiento en el balneario no era mucho menor al de la ciudad,muy por el contrario,había gente de toda clase intentando extraer algo del mar o sus orillas,fue entonces que vieron a Rennata,vendedora de manzanas parada por el lugar esperando a ver quien se las compraba y tratando también de ver por allí al Adriano,que todos los días arribaba al lugar para sus encuentros románticos,ella al verlas llegar levanto los brazos saludándolas con alegría,ellas a su vez hicieron lo mismo aunque un poco avergonzadas por las fachas que traían,fue Andreana quien se acerco a  la orilla del mar a lavar su traje,pues seria necesario que su madre no se diese cuenta del estado en que había quedado.
Luego todas en imitación hicieron lo mismo,dedicándose luego a buscar almejas y toda suerte de manjares marinos que el mar hubiese querido traer aquella mañana,hasta la pescaderita que perdió sus pescados en la trifulca y había venido con ellas ahora se divertía al lado de las no muy sensatas muchachas que no solo cosechaban por decirlo de alguna manera,los productos marinos,sino que también aprovechaban para juguetear entre ellas,ahora que el incidente de la fuente de Santa Lucia, había quedado olvidado ya que como bien reza el dicho,ni un dedo hace mano,ni una golondrina verano,y no era cosa de andar lamentandose que ya en su vejez tendrían para recordar sus días..
Petruccio por su parte había ido a buscar su pequeño bote ofreciéndoles traer pescado que luego les obsequiaría,especialmente a Andreana,a quien antes de marcharse habíale el mismo entregado una carta de amor,diciéndole que la esperaba a ella sola en el saliente del pequeño balneario para pedirle algo.

El mar de Génova siempre fue bondadoso y aquella mañana lo fue mas con nuestras amigas,ya que las saco de un muy grande apuro salvándolas de que al llegar a casa sus madres les sacudieran el polvo por andar de revoltosas como callejeras.
Así,y luego de un buen rato de recolectar entre todas consiguieron un buen botín que vender y llevar a sus casas que les evitarían la reprimenda materna por no cumplir con la labor encomendada,después de todo venderían esto a muy buen precio allí mismo en el balneario y asunto solucionado.Tranquilas y limpias se dirigieron a los patios del balneario a pasar el rato y contemplar el mar que lucia esplendido aquella mañana de junio.
Contemplar el mar de Génova,su movimiento acompasado,rítmico,siempre fue hermoso para aquellos que aún poseen un corazón joven,soñador y aventurero;el mar de Génova no se presenta imponente,se muestra siempre calmado,con pequeñas olas que apenas si emiten sonidos mas que arrulladores que invitan a soñar despierto,a imaginarse esos mundos que al otro lado de sus orillas se encuentran,mundos llenos de magia,ilusión y fantasía que parecen nombrarte,conocerte y esperarte con promesas de una vida mejor;quizás fue este mar quien con su delicioso y acompasado canto invito y sedujo a Cristóbal Colón,y este embrujado por un mar tan especial,oyendo sus promesas decidió aventurarse dispuesto a morir en sus aguas cual Argonauta en busca del preciado bellocino de oro.Andreana púsose por un momento a contemplar el mar,con cuanta calma y con cuanta voluptuosidad podía a veces manifestarse ese mar que le hacia recordar a su propio corazón.


Habíase apartado por un momento de sus amigas para volver a leer emocionada la carta que él depositara en sus bellas manos y sonrió al darse cuenta que Petruccio acababa de regresar;guardo la carta apresuradamente pues no era cosa que él se diese cuenta de lo mucho que ella gustaba de él,no le demostraría pues a quien adoraba mejor morir mártir que confesora,unióse nuevamente al resto disponiéndose a escuchar los cantos que el joven tenía dispuestos para encandilar su noble corazón.Petruccio por su parte,siendo mas bueno que un croisant,habíase aparecido con los pescados prometidos,que repartió principalmente a la pescaderita y luego para ponerse al nivel de Vincenzo,sacó una guitarra pidiendo a las muchachas lo rodeasen pues cantaría para Andreana todo aquello que en su corazón guardaba,Andreana ruborizada le pedía a Sofia le dijese que no era necesario ser tan evidente,pues la estaba avergonzando entre sus amigas,pero Sofia con picardía animaba mas y mas al admirador de su prima a cantarle como le viniese en gana.
 ¿Que tendré que decir de este concierto al aire libre?pues que Petruccio no tenia nada que envidiar a la mandolina de Vncenzo,si este ultimo habíase lucido en la fuente de Santa Lucia,el joven se lucía aún mas a orillas del mar frente a las damitas,al arrancarle notas a la guitarra a la manera tan bella y misteriosa de los antiguos andaluces,quizás aquellas veces en las que se aventuro mar adentro en los grandes barcos pesqueros y llego a tierras españolas,a alguien de aquellas tierras le aprendió ese arte y se lo trajo para la Italia,más de una mujer al escucharle habíase rendido ante el pescador de ojos de miel,y más de una vez el también había caído fascinado por la belleza de alguna noble dama,que olvidando su condición de pescador,había osado invitarle a sus aposentos,para oírlo cantar mas de cerca.Pero esta mañana cantaba mejor que de costumbre,pues no cantaba a la conquista furtiva,a la aventura,sino al amor que profesaba a su adorada Andreana.
Luego de las canciones dedicadas a la muchacha,Andreana sin que los demás lo notaran enrumbo hacia el lugar donde el joven la esperaría,entretanto sus amigas entraron en conversaciones sobre los últimos acontecimientos picarescos a los mas conocidos del puerto,Sofia contabales como la esposa de don Cosme,su vecino,había sido encontrada en sus aposentos durmiendo con el dueño de la pulpería don Pietro,el cual solía ser muy aficionado al fruto prohibido del paraíso,contabales como éste había tenido que correr por las calles desnudo con un sombrerito de mujer que había hecho las veces de taparrabo por delante y luciendo sus carnes extremadamente blancas allí donde el sol no le daba nunca,Sofia hasta se puso de pie para imitar los apuros en que se vió el descubierto amante,produciendo las carcajadas inacabables de sus amigas;mientras les seguía contando que al día siguiente doña Gertrudis tenia unos cardenales que le dejara el marido furioso,no pudiendo comprender éste lo que el dicho popular dice sobre que la mujer como el vino engañan hasta al mas fino,su mujer cual paloma había alzado vuelo para revolotear en otro palomar dandole un puntapie a la verguenza que en estos casos no es de mucha ayuda,pero según Sofia,ni por los golpes aprendería la golfa,que era fiel cumplidora del mandato de "amar al proximo", "dar de beber al sediento" y del "si te piden una prenda dale dos".
De camino hacia el lugar de encuentro,volvió Andreana a encontrarse con Renatta,que sentada en unas gradas leía una carta de amor,muestra de que el encuentro con Andriano había sido mas que fructífero,ya que además,la saludo con aquellos ojos brillantes y una sonrisa fresca,tan distintiva luego de la unión con el objeto de su amor.
En el lugar acordado Petruccio ya la aguardaba,deseoso de hablarle de amor halagaba sus dones hasta hacerla palpitar,su piel ruborizada animaba mas al joven que practicamente rogaba por un beso.


Pero el esperado beso no llego,porque se aparecieron las impertinentes de sus amigas y dieronles un susto que hicieron que Andreana se pusiese de pie en el acto,causando las estridentes risas de las muchachas,luego Giulia dijo:
_¡Vamos Andreana ya se hizo tarde!_y en verdad con tanto devaneo de estas mozuelas ya era practicamente pasado el medio día y no tenían nada vendido excepto las gallinas de doña Gudulina,y tampoco tenían cuentas que rendir a sus madres que muy dispuestas les dejarían grandes cardenales como recuerdo de sus infames correrías,aunque en el fondo les hicieran recordar las de ellas mismas en su época de juventud,así pues, salieron corriendo del lugar,pero no sin que antes Andreana aceptara encontrarse con Petruccio el domingo luego de la misa ella también.
 En cuanto a la pescaderita,había hecho un gran negocio con los pescados que le regalara el joven Petruccio,la niña había vendido allí mismo en el puerto toda su mercancía y ahora que regresaban llevaba su canasta llena de cosas que comprara para llevarle a su madre pensando en lo encantada que esta estaría y lo opípara que sería la cena aquel día.Y fue que,desde aquel día que al final a la pescaderita le pareció tan divertido,que andaba siguiendo a todas estas atolondradas por donde iban,que en muchos mas enredos solían meterse a diario y de las cuales aprendió también sus pillerías,siendo ella muchas veces la que llevaba y traía las correspondencias amorosas de las jóvenes o los últimos chismes del lugar.
Para sorpresa de Sofia,al llegar a casa de su prima Andreana,se encontró con que Anatole,el vendedor de flores y además su pretendiente estaba visitando a sus tías,Clara,Violetta y a su madre Corina,el muy sabelotodo pillo,regalaba a las matronas las mejores de sus flores,que no había podido vender por la mañana,para hacerse querer por estas,adulándolas y lisongeándolas sobre su juventud aun fresca y lozana,lo cual hacia que las señoras rieran a mas no poder,ya que el don de la coquetería femenina no conoce edad,ni abandona a la mujer jamas,contando además con que el muchacho parecía saber jugar muy bien sus cartas contabales historias y aventuras con mucha sazón para entretenerlas,¡sal pimienta y menjurjes mas que picantes para ganarlas a todas!.
_¡Sofia atiende a tu futuro marido!_levanto la voz doña Corina,madre de Sofia,quien corrió con el rostro encendido de rubores hacia la cocina en busca de un refresco.

  Todas las señoras como dije estaban mas que entretenidas riendo con las ocurrencias de Anatole que no dejaba de alborotar el gallinero,fue así que aprovechando esto las muchachas se sentaron un poco mas alejadas y dispusieronse a leer las cartas que recibieron aquella mañana Elizabetta y Andreana,entre todas hablaban sobre quien escribía mejor,si Vincenzo o Petruccio,quien usaba palabras mas bonitas e incluso quien era el mas osado y se atrevía a insinuar algo subido de tono,Giulia por ejemplo decía que si ella fuese hombre hablaría de jugosos labios,de blandos pechos de torneadas piernas,riendo picaramente y levantando un alboroto entre sus congéneres que se sonrojaban de solo imaginar recibir una carta de tamaño contenido,pero que a la vez las divertiría mucho; y es que Giulia,por ser la mas coqueta del puerto traía tras de si muchos mozos y marineros,habiendo oído piropos halagüeños de los primeros y propuestas subidas de tono de los otros,por lo que no solía impresionarse con mucho.
Andreana por su parte también reía de las gracias que hacia Giulia,pero por momentos quedabase ensimismada pensando en Petruccio,¡que cerca de besarla había estado!y como daba saltos su corazón cuando estaba cerca de él,no podía dejar de repasar vez tras vez cada palabra que dijera,cada gesto,cada mirada,incluso el lugar todo plasmaban en su corazón una bella historia,recreaba en su memoria una y otra vez todo lo acontecido con el joven enamorado aunque esto hubiese durado unos instantes;luego llegaba a la cuenta de que el domingo se encontrarían,¿que seria lo que deseaba decirle que tanto insistió?en realidad no importaba lo vería nuevamente y eso le bastaba.
Para las señoras era muy divertido escuchar las ocurrencias de Anatole,que enamorado como estaba de Sofia ya no sabia que inventar para hacer reír y seguir ganandose la simpatía de la madre de Sofia,que aunque lo aceptaba como futuro yerno,era seguro que aprovecharía la primera oportunidad de animar a su hija en caso de presentarse un partido mejor,que así son las madres de "desinteresadas" cuando de casar a sus hijas se trata,ya que de tanto llover,quizas alguito las moje,piensan. Las señoras todas por su lado reían encantadas apreciando a la vez las bondades y la belleza del joven comediante y por supuesto lo buena pareja que hacían Sofia y él.Fue entonces que le invitaron a pasar dentro de la casa junto con las muchachas,Anatole estaba nervioso ya que no esperaba semejante invitación menos tener allí a Sofia y sus amigas que se codeaban y pelliscaban con risitas complices tan solo por ver como se sonrojaba el joven,sin embargo Anatole no era de prendas soltar ya que bien sabía que mucho se ve por allí a tanto hombre sin valor que hasta se duda de sus gustos,así que gano fuerzas y luciose con una de esas conversaciones interesantísimas sobre sus aventuras en el mar que solo el podía inventar,pero para ser justa,no todo era invención de Anatole,ya que también les contó las aventuras y travesías de Dragut,el famoso pirata turco que mas de una vez asaltara los puertos de Génova como de los alrededores,saqueando cuanto podía y raptando a mas de una bella joven,haciendo suspirar a las damiselas.
Así se encontraba de divertida la conversación sobre piratas y corsarios y demás aventuras unas cierta unas solo producto de una fértil imaginación de Anatole,cuando llego Vincenzo y su mandolina.


Vincenzo se esmeraba en tocar mejor que nunca la mandolina ¡y si que se estaban pasando un momento delicioso todos!,cuando de pronto hizo incursión en el resinto un pequeño y esquivo ratón,que puso de vuelta y media a todas las damas allí presentes que no dudaron un solo instante en pegar gritos,risas nerviosas y aspavientos como si de una fiera salvaje se tratase;los dos jóvenes tuvieron que convertirse de pronto en héroes improvisados en busca no de una espada,sino de una escoba para buscar y matar,no a un dragón sino al pequeño roedor que por lo visto representaba para las damas una gran amenaza.Hazaña que finalmente consiguieron en medio de aplausos,risas y demás aspavientos propios del genero de las rosas.
(Esta pintura es de Giacomo Favretto)
Aquella mañana soleada de Domingo lucia realmente esplendorosa en junio,cuando Andreana bajo a la cocina encontró a la nona María con el gato Morso que era mas visto por ella como persona que como gato,comiendo trocitos de pan recién horneado que la nona le acercaba a manera de engreírlo.Andreana saludo con un beso la frente de su abuela,tomo un poco de leche y regreso a su habitación para terminar su arreglo,era día de misa.Andreana deseaba verse hermosa en especial aquel día ya que se encontraría con Petruccio,así que ataviada con su traje de domingo dispusose a salir a toda prisa.
_¡Bellisima,parece una dama de la corte!_exclamo Vitto al ver bajar a su hermana
 _Gracias,¿pero tu no te vas a cambiar de ropa?¡anda ahora mismo a cambiarte!_le apuro Andreana ya que efectivamente Vitto aun no se había cambiado para ir a misa,así pues subió corriendo,mientras en el patio las señoras ya habían terminado de pelar el ganzo y todas sus faenas que desde muy temprano comenzaran,este ganzo seria el festín del almuerzo este domingo,y es que los domingos en el puerto de Génova todo era un festín,desde muy temprano las señoras preparaban manjares que luego disfrutaban en familia.
 Luego de dejar ya todo listo,todos,tanto ricos como pobres,se dirigían a la catedral de San Lorenzo,iglesia medieval construida en el año 1100 que exhibía sus hermosas puertas laterales de la época románica,sus portales góticos de comienzos del siglo XIII,sus columnas con capiteles,sus pasillos interiores,su torre del campanario y su cúpula que hasta hoy son orgullo de la arquitectura de aquellos siglos.
Como dije pues,los domingos en el puerto de Génova eran muy especiales para las gentes del lugar,ricos y pobres lucían sus mejores trajes y las calles y balcones exhibían sus muy cuidadas flores que aromatizaban el entorno y por todo lugar se podían encontrar mixturas de dulces y demás delicias que hacían el encanto de damas y damitas,aprovechaban también a salir después de la misa en la plazuela los teatrines de cómicos,payasos,gitanas y algunos saltimbanquis que por unas cuantas monedas hacían malabares y toda suerte de deleites para grandes y pequeños.
Y todo este panorama lleno de color veíase resaltado por los hermosos trajes que lucían las mujeres,los bordados con los que solían adornar sus coloridas vestimentas hacían de estas damas las mas bellas y mejor adornadas con gracia,de aquella época.


La calle mas transitada en aquel entonces era la Vía Corcica llena de floridos balcones en los que las rosas eran la atracción principal en junio;era pues la Vía Corcica por donde además desfilaban todas las gentes de la época tanto al ir como al salir de la iglesia de San Lorenzo y que presentaba un festín para los ojos tanto por la belleza de sus coloridos balcones como por los hermosos trajes que además de elegantes y tradicionales cubrían la hermosura de sus mujeres comparadas a diosas ataviadas de seda.
Familia enteras disfrutaban luciendo tanto sus joyas como su alcurnia por lo que se dejaban ver desfilando hacia la iglesia aquella mañana;ni la pescadora mas pobre del puerto pasaba desapercibida con aquellos bellos bordados en sus vestidos y mantillas.
Y si a todo esto le agregamos que además aquellas bellas damas estuviesen enamoradas,entonces completamos la descripción magníficamente,pues la mayoría de ellas lo estaban,ya que en aquella época el amor era el pan de cada día y el amor es magia ¡definitivamente!¿pues que mujer enamorada no se ve más bella que de constumbre?...es como si un aura invisible cayese desde el cielo tan solo para resaltar su hermosura...¡el amor! la última pincelada del creador a su criatura.
Nobles por naturaleza,casi diosas,casi santas,mezcla de ángeles y estatuas de piedra,la belleza de su alma, toda, queda expresada en sus ojos.Todas enamoradas,diáfanas,bellas,elegantemente vestidas,desfilando una tras otra por las calles de Génova;al encuentro con Dios primero y al encuentro con el amor luego.Y si el amor es correspondido,el rostro femenino se dibuja del color de la rosa,es que lo más grande que aprendemos en este mundo es a amar y ser amado.
En hora buena la belleza femenina no está determinada por la clase social,sino por el sentir del corazón que se ve en su máxima expresión en las mujeres de alma inmaculada,belleza que aun tiñe de rojo carmesí sus labios y sonrosa sus mejillas.
Quizás si la elegancia pudiese compensar las carencias del alma,entonces los atuendos serian escudos contra las penas,pero es el caso que las penas del alma escapan a través de los ojos sin que siquiera ellas lo noten y solo se hacen evidentes para aquel que sabe leer en sus paginas,¡Oh,si con los labios nos atreviésemos a pronunciar lo que nuestros ojos gritan!.
Clara la madre de Andreana también lucía muy elegante aquella mañana de Domingo,todos partieron sin perder mas tiempo,
 Vitto por insistencia de su madre fue al lado de los pequeños que también lucían su ropa de domingo,Vitto tuvo que marchar al lado de sus pequeños hermanos a regañadientes ya que el deseaba adelantarse,seguramente para aprovechar la ausencia materna y hacer alguna pillería.
Andreana salio radiante,fuera la esperaba Sofía su prima,ambas partieron sonrientes,el romance se sentía en el aire.Y era que Sofía al venir a casa de su prima,había visto a Petruccio y Anatole rondando por aquellos lugares,en espera seguramente de la cita acordada días antes.
Salieron ambas sonrientes y con paso cadencioso se dirigieron a la iglesia sabiendo que ambos jóvenes las seguían de cerca.

Camino a la iglesia encontraronse con muchos conocidos y dieronles alcance Giulia y Elizabetta,que al igual que ellas lucían trajes mas que hermosos.Así ellas y las rosas de Junio completaban el hermoso espectáculo aquella mañana de Domingo en Génova.
 Hasta Virginia a pesar de su mal carácter lucia hermosa,la vieron venir trayendo las flores para el altar,¡vaya que se había esmerado en lucir el mejor de sus trajes!,por supuesto al pasar al lado de ellas ni siquiera las miro.
Y hasta la pequeña pescaderita lucia hermosa,ella seria la encargada de ofrecer el incienso ante el altísimo por ordenes del sacerdote,que bien la quería.
La misa transcurrió como transcurren todas las misas desde hace cientos de años,llenas de mucho recogimiento,tradición y demás.Al salir de esta el pueblo entero inundo las calles y plazas,paseando,comprando e intercambiando las ultimas novedades que se hubiesen sucitado durante la semana;era costumbre que los balcones estuviesen aquellas horas atestados de jóvenes que disfrutaban ver desde un buen lugar las ocurrencias de algún evento en especial,como era el pasar de los saltimbanquis,por ejemplo;así como pillar a alguna pareja dirigiéndose alguna correspondencia o rosándose las manos en el alboroto de las calles.Los jóvenes mas osados también solían divertirse haciendo caer uno que otro botón de alguna flor en la cabeza tonsurada de los frailes desprevenidos que inocentemente volteaban buscando al truhán quienes ya estaban a buen recaudo escondidos y riendo apostando a que serian aun mas certeros con el próximo que pasara bajo su balcón.
 Era la costumbre también que los jóvenes enamorados aprovechasen a ofrecer flores y poemas a las damas objeto de su amor que estaban en los balcones y por esta costumbre todas morían por posarse en uno de todos aquellos hermosos balcones,así fue como a nuestras jóvenes amigas les salio al encuentro la única de sus amigas que siendo pobre gozaba del privilegio de tener un balcón en su casa heredada a su padre el panadero del puerto por su ya difunto abuelo que vivió en mejores tiempos.Ella era Domennica quien alegremente las invito a entrar.
 Y fue Petruccio,quien las había seguido toda la jornada hasta bajo el balcón,el primero en ofrecer una rosa y un poema escrito de puño y letra a Andreana.
Divertíanse así,enamoradas todas,viendo a sus pretendientes hacerles elogios y un sin fin de comparaciones poéticas en honor a su belleza,pero fue Giulia que fue tomada por sorpresa al encontrar a su lado en el balcón a Matteo,hermano de Domennica y eterno enamorado suyo además de ser tan desvergonzado como ella,algunas veces Matteo era correspondido por Giulia y otras no,pero de alguna manera siempre terminaban juntos.
Todas lucían radiantes sobre aquel antiguo balcón y recibían no solo de sus ya conocidos admiradores las consabidas rosas y poemas sino también de jóvenes transeúntes a los que ellas se entretenían arrojando alguna que otra flor luego de depositar algún cálido beso en una señal de promesa que ellas sabían  no cumplirían.
Las muchachas estaban enamoradas,mas de la vida que de los galanes que las pretendían,miraban sonriendo desde el balcón esperanzadas,disfrutaban de su juventud enamorada en la mañana de su aurora cuando aún las sombras del atardecer no han extinguido el sol del alma y del cuerpo y las promesas,son solo promesas de dicha continua;y se siente que el amor es un destino en la vida,que no tiene fin.
Así pues nuestras amigas la estaban pasando de maravillas,luciendo bellas,inalcanzables y sin embargo ofreciendo la belleza de su amor y atributos a los ojos de cuanto Don Juan y Casanova pasara bajo el balcón.
 Andreana luego de estos divertidos juegos que las entretuviera un buen rato,estaba ya lista para ir al encuentro de Petruccio,quien la esperaba ansioso y con el cual fueron a respirar el aire fresco del campo,aquella mañana,aquel domingo de junio,mes de las rosas en que la joven mujer recibió su primer beso de amor.
Giulia por su parte había quedado en ir también al campo con Matteo,pero antes corrió apresurada donde estaba la gitana que viniera con todo el circo de saltimbanquis,deseaba que esta le leyera la fortuna ya que sus planes futuros conociéndose dueña de un corazón indomable y ambicioso,abarcaban mas que el amor en sus horizontes.
Luego de que aquella lectura le abriese aun más las ganas de conocer el mundo por decirle la gitana, que todo lo que esperaba hacer se llevaría a cabo con buen final,fue corriendo emocionada al encuentro de Matteo, que luego de palabras dulces y halagos rindiéndose a su encanto,la tomo ardiente entre sus brazos y disfrutaron del amor y su delicias,como otras tantas veces hicieran;sin que por ello ni el uno ni el otro viesen comprometido el corazón enteramente,ya que cada uno por su lado tenían planes para un futuro que no incluía al otro, y sin embargo eran dichosos.
Al momento en que Andreana salia rumbo a su cita con Petruccio,logro ver a Sor Lucía,por alguna extraña razón a Andreana parecióle distinta la mirada de la monja aquella mañana,como si tuviese una idea fija que la tenia muy concentrada,ya que ni el saludo por mas aspavientos que hizo le respondió,además de esto le causo extrañeza ver a un joven que rara vez venia a Génova,él miraba hacia la ventana de Sor Lucía como esperando algo y pareció quedar satisfecho cuando una de las palomas que rodeaban a Sor Lucía descendió hasta él;Andreana de este joven solo sabia su nombre Conrado.
Elizabetta y Vincenzo se encontraron como habían acordado y el pudo declarar su amor a la mocita con cuanta forma y poesía le permitió el momento y su poca instrucción,pero la recompensa  fue el tan esperado beso y alguna que otra caricia con promesas de algo mas con el correr del tiempo, hicieron la confirmación de su amor y el deseo de aferrarse el uno al otro en un abrazo infinito,eterno.

Andreana y Petruccio juntos se miraban en silencio,la vida se les hacia maravillosa ahora que ambos se tenían.
Aprovechando el tumulto del lugar,Sor Lucía salio por primera vez del convento con rumbo desconocido,llevaba en un canasto algunos panes que servían para esconder el verdadero contenido de ésta,que era un poco de ropa.Afuera en una callejuela alejada de las gentes,mas bien escondida le esperaba el amor de su vida,Conrado,y si de algo sentía culpa la joven Lucía era de atreverse a soñar con los ojos abiertos; huyo con Conrado,sin mirar atrás y muy feliz.
Giulia y Matteo ya regresaban del campo,pues luego de tanto alboroto por fin comenzaba a anochecer y las gentes se regresaban a sus casas,ellos también emprendieron la marcha de regreso,cuando se cruzaron con dos jóvenes que corrían tomados de la mano rumbo a las afueras de Génova donde solían ir aquellos que pretendían tomar algún transporte con rumbo desconocido;Giulia con lo curiosa que era,quizo ver de quienes se trataba pero solo pudo ver el rostro de la hermosa joven que la miro sonriente por unos instantes como reconociéndola,para perderse luego en el horizonte ambos jóvenes,era evidente huían de algo;Giulia sonrió de felicidad y solo para si misma pronuncio entre labios:
_Que sea muy feliz Sor Lucía.

Los puertos de Génova,como también el de Venecia,fueron testigos de amores dignos de ser contados por sus afanes,belleza y pasión;y nuestras jóvenes amigas en especial Andreana,como muchas otras,disfrutaron por mucho tiempo de las correrías emocionantes de amores que hoy solo existen en los libros del olvido.Ellas jamas olvidaron que en el mundo siempre existe una persona que espera a otra,sea en medio de un puerto o en una gran ciudad y cuando estas personas se cruzan y sus ojos se encuentran,todo el pasado y todo le futuro pierden completamente su importancia y solo existe aquel momento, en el alma de la rosa.

Fin
Roxana A. Beloglio
Derechos Reservados







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