Capturada por la dulce pena vaga mi alma errante
bajo la luz de sus siniestros ojos,
que jamas iluminan y siempre abrazan;
tus miradas flagelaban mi alma
al compás de las horas
mientras yo sacrificaba las palabras
en el altar del silencio.
Misericordia ausente a mi triste pecho
tu maternal abrigo siempre fue del todo incierto,
tus labios partieron en ecos el silencio
de voces jamas oídas,
lenguaje sin palabras y cántico sin voz,
rosas que cayeron marchitas en mis mañanas de abril
junto con mis manos rotas,
hojas muertas que terminaron por arrojar mi alma
al Hades sin piedad.
Tu mi madre,dama distante,
gélido amor,
que petrificas mi helada sangre
que parece muerta,
que matas mi voz.
Roxana A.Beloglio
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