Pinturas de Petru Bejan
Había un alegre pueblecito,cuyo contorno se hallaba poblado de frutales.Durante la primavera,los árboles cubiertos de flores que embalsamaban el aire con sus perfumes suaves,ofrecían una perspectiva encantadora;durante el Otoño,sus ramas aparecían cargadas de manzanas,peras,ciruelas y otras frutas deliciosas.
Multitud de pájaros hacía sus nidos en los troncos y ramas de los árboles,y llenaban el aire con las dulcísimas melodías de sus trinos y gorjeos.
Las personas mayores amonestaban frecuentemente a los niños diciéndoles:
_Guardáos bien de causar el menor mal a estos lindos y pequeños seres y no toquéis sus nidos por temor de desagradar al que dispensa a los lirios del valle su espléndida vestidura,y a los pájaros su cotidiano alimento.pues el amor de Dios hacia nosotros es el que ha dado a las flores sus vistosos matices y delicados perfumes,y a los ruiseñores su canto tan armonioso y sublime.
Sin embargo,algunos muchachos malos,desatendiendo los sanos consejos de los maestros y de sus padres,comenzaron a sacar y destruir los nidos.Los pájaros se disgustaron y poco a poco fueron desertando de una lugar en que tanto se les maltrataba.Ya no se oía ni uno solo de sus cantos en la huertas y praderas,de suerte que la población había quedado triste y silenciosa.
No paró en esto el daño,la maldad de aquellos niños traviesos tuvo consecuencias aún mas deplorables.Las orugas que tanto daño causan a la vegetación y que antes eran destruidas por los pájaros,se multiplicaron sobre manera,y empezaron a devorar las hojas y las flores.
Bien pronto los árboles quedaron desnudos como en invierno,y los niños malos que,en tanto no ejercitaron sus travesuras,disponían de frutas exquisitas en abundancia,no pudieron,en lo sucesivo,regalarse siquiera con una manzana.
C. Schmid
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