miércoles, 9 de diciembre de 2015

El Hada la ciencia

El país de Liliput,que está habitado por unos hombres tan pequeños que entre nosotros pasarían por enanos,confina por el norte con el de los atletas,que son unos verdaderos gigantes.El primero aunque de reducida extensión y con un terreno y clima poco benignos,se encontraba en un estado floreciente y prospero,debido a que sus moradores cultivaban desde hacía muchos años todos los ramos de la ciencia,y ésta,que no es ingrata con quien bien la quiere,,había facilitado a los liliputienses los medios para prosperar en la agricultura,la industria y el comercio.

Todo lo contrario ocurría a los atletas,pues allá consideraban todo estudio y trabajo como completamente superfluo,y confiaban en la fuerza bruta como el único medio de alcanzarlo todo en el mundo.Mientras los liliputienses labraban la tierra según los últimos adelantos,y obtenían por medio de ella dos y hasta tres cosechar de los frutos mas exquisitos,los atletas apenas si se cuidaban de ella,estando encomendado su cultivo a las mujeres y a los niños,que,como seres débiles y sin instrucción,tenían necesariamente que hacerlo mal.Así es que,a pesar de las ventajas del suelo y del clima,una mala cosecha era todo lo que se obtenía al año.En tanto que los jóvenes liliputienses no tenían otro afán ni otra mira que el estudio para llegar a ser sabios,los del país de los atletas solo se dedicaban a los ejercicios corporales,pues como os he dicho antes,a la fuerza bruta confiaban todos sus éxitos.
Reinaba en él,el temible Tragabuches,el cual reunía a su bravura indómita una musculatura que envidiaban todos sus súbditos.Su carácter era en extremo violento y pendenciero,y tenía también la desgracia de ser envidioso de los demás.

En Liliput reinaba por aquel entonces el famoso Tito,quién no solo pasaba por ser el mas sabio de todos los de su país,sino que también se desvelaba por hacer la felicidad de todos sus vasallos.

Un día en que su majestad Tragabuches se levantó de peor humor que de ordinario,tuvo la ocurrencia de marchar al país de sus vecinos,donde con cualquier pretexto les declararía la guerra,y venciéndolos facilmente,les impondría una fuerte contribución,que vendría a animar algo las exhaustas arcas de su tesoro.Pronto halló el pretexto y sin mas acompañamiento que su fiel secretario,emeprendió el camino de la capital de Liliput.
Sorprendido,aunque no muy agradablemente,quedó el rey Tito cuando le anunciaron en su palacio la visita de Tragabuches;sin embargo,fiel a sus costumbres de hospitalidad y cortesía,dió ordenes para que fuese introducido en el gran salón de recepciones,con todo el ceremonial que su alta jerarquía reclamaba.

Pronto se vieron frente a frente los dos monarcas,y una sonrisa mal disimulada se dibujo en el rostro de Tragabuches al notar la pequeñez y debilidad de Tito,al que ya consideraba como su rival.
Verificados los aludos que marcaba la etiqueta,el rey Tito se expresó así:
_Feliz me considero al tener el honor de recibir en mi palacio al insigne Tragabuches,y ésta felicidad será aun mayor si,después de expresados sus deseos,me fuese dable satisfacerlos completa y rápidamente.

_Nada mas fácil para ti,ni nada mas justo que el objeto de mi petición.Amante como soy de la justicia,lo que vengo a reclamar está fundado en mi indiscutible derecho.
Así se expresó Tragabuches,queriendo disimular con bellas palabras sus ambiciosos designios.
_Habla pues,_dijo Tito,_y sepamos que es ello.
_Has de saber,_repuso Tragabuches,_que,revolviendo antiguos cronicones,he llegado a averiguar que hace muchos años fueron robadas a mi abuelo por uno de tus antecesores las famosas botas de nueve leguas,que eran propiedad exclusiva de mi egregia familia;y fundado en este legítimo derecho,vengo a reclamarte su devolución.
El asombro más grande se pintó en el rostro de Tito al escuchar tal pretensión,pues las botas citadas habían sido recogidas como botín de guerra por uno de sus abuelos,y como tal,se guardaban en el Museo Nacional.
Inútil de todo punto fue que así se lo manifestara a Tragabuches,tratando de hacer ve lo injusto de su pretensión,pues éste,montado en cólera,amenazó a Tito con los horrores de una guerra si no se accedía inmediatamente a su exigencia.

Entonces Tito,que conocía los grandes males y calamidades que a su pueblo originaría una guerra con sus vecinos,cedió,dando sus órdenes para que le fuesen entregadas a Tragabuches las botas de nueve leguas.
Llamábase así estas botas porque,con ellas puestas,cualquiera podía andar a razón de nueve leguas por hora.
Apenas le fueron devueltas,cuando Tragabuches,que se había envalentonado con tan fácil victoria,atribuída por el al miedo que inspiraba a los liliputienses,habló de la siguiente forma:
_No creas,Tito,que al entregarme las botas has hecho todo lo que debías,y que yo me encuentro satisfecho.El carecer de tan preciosa prenda ha originado grandes pérdidas a mi reino ene l número de años que han estado en tu poder,y estas pérdidas,concienzudamente evaluadas,ascienden nada menos que a mil millones,cuya cantidad espero me satisfagas antes de que transcurran tres días.

Tito se irritó al escuchar tal pretensión,pero supo dominar su cólera y meditó,buscando el medio de rehuirla sin exponer por eso a su pueblo a las contingencias de la guerra.Pronto encontró el medio,y lo expuso a Tragabuches en los siguientes términos:
_En verdad,creo que las pérdidas experimentadas por tu reino con la carencia de las botas asciendan a esa cantidad;pero como nosotros estimamos que su salida de nuestro territorio también nos causa enormes prejuicios,nos hallamos en un caso semejante.Para resolver este conflicto,no encuentro mas que un medio y este medio es que nosotros dos hagamos una apuesta,y el que salga vencido en ella será el que pague al otro los mil millones discutidos.
Esta proposición hizo buen efecto en el ánimo de Tragabuches,pues pronto reflexionó que en una apuesta entre ambos soberanos fácil le sería a él obtener la victoria.Así es que aceptó,pero con la condición de ser él quien marcara los puntos de la apuesta.
Conforme con esto Tito,no tardó Tragabuches en decir:
_Pues bien;ya que a la suerte lo fías,y que quieres medir tu poder con el mío,he aquí mis condiciones:Tu has de gritar mas fuerte que yo;has de romper algo mas resistente que lo que yo rompa;y,por último,has de correr mas velozmente que yo.Si te conviene la apuesta me someto desde luego a las condiciones del pago si yo perdiese.
Aceptadas por el rey Tito las condiciones,se acordó que al día siguiente se verificarían las pruebas.
Aquella noche Tito,al encontrarse solo en su cámara,sintió miedo por las consecuencias de su desafío;pues si por acaso perdía,su pueblo se vería obligado a pagar una suma muy crecida,que casi le arruinaría.Entonces,y para fortalecer su ánimo,acudió a su amable Hada,la Ciencia,a la que confió el cuidado de su salvación en aquel difícil trance.
A la hora señalada del día siguiente,se presentaron los dos reyes en el gran salón de palacio,el cual,así como todas las habitaciones,estaba lleno de multitud de cortesanos,ansioso de presenciar el desafío.En la gran plaza del palacio,una muchedumbre inmensa aguardaba también con impaciencia por conocer los resultados.
Dió principio la puesta,saliendo el primero Tragabuches.Acercóse a una ventana,y distinguiendo desde allí una población que estaba a dos leguas,preguntó cual era el nombre de su gobernador.Se lo dijeron,y entonces,con grandes voces,ordenó desde allí al gobernador que,tomando un ligero caballo,se presentase inmediatamente en palacio.Transcurrido el tiempo necesario,se vió al gobernador apearse a la puerta del palacio y presentarse ante su majestad.Estaba,pues,probado que Tragabuches se había hecho oír a aquella gran distancia.


Entonces Tito preguntó a Tragabuches a que distancia estaba su palacio:y como éste le contestara que a doscientas leguas,le dijo:
_Pues,voy a llamar a su majestad la reina,tu esposa,para decirle que me vaya contando los millones que me has de pagar.
Y diciendo esto,se acercó a un pequeño aparato en forma de pupitre que había en la pared,y que no era otra cosa que un teléfono;hizo sonar un timbre,aplicándose el auditor al oído,y se le vió sostener una conversación.Tragabuches fruncía el entrecejo y empezaba a encolerizarse,pues creía estar siendo objeto de una burla.Pero su asombro fue grande cuando,invitado por Tito,se acercó al oído uno de los auditores,y percibió claramente la voz de su esposa,que decía que estaba conforme,y daba las ordenes al tesorero general.El despecho mas profundo se apoderó del gigante al verse vencido en la primera prueba;mas no lo manifestó,esperando que saldría vencedor en las que aún faltaban.


Pasaron desde luego a la segunda,y Tragabuches se dirigió a la plaza de palacio,en donde se levantaba un soberbio obelisco,y lo derribó en pedazos de un solo golpe.No pareció sorprenderse por ello el rey Tito,y cuando estuvo otra vez en palacio,llevó a Tragabuches a una ventana,y mostrándole una montaña que alzaba su inmensa mole muy cerca de la cuidad,le dijo que iba a hacerla saltar en pedazos.No bien hubo dicho esto,y mientras una sonrisa de duda aparecía en el rostro de Tragabuches,llegóse Tito a una mesa,y apoyando un dedo sobre su pequeño botón,se oyó inmediatamente un formidable estruendo,viéndose volar,hecha trizas,la gran montaña.
Humillado y furioso,Tragabuches pretextó que se había lastimado el pecho al gritar,y que se había hecho daño en la mano al romper el obelisco,y pidió que se aplazase para el día siguiente la última prueba;cosa que así se convino.

Ya repuesto y tranquilo,aunque con bastante desconfianza,apareció al día siguiente Tragabuches en el palacio,llevando bajo el brazo las botas de nueve leguas.Propuso al rey Tito que la última prueba fuese ver quien llegaba antes a las orillas del Lago Azul,distante de la ciudad ciento ochenta leguas.Aceptada por este la partida,pusiéronse en linea,y dada la señal,desapareció Tragabuches en el horizonte a los primeros pasos.

Entonces Tito se dirigió a un túnel de allí próximo,donde le aguardaba un vagón,en el que se introdujo.No había transcurrido mucho tiempo cuando la puertecita del vagón volvió a abrirse y Tito se encontró en las orillas del Lago Azul,donde la buena Hada,la Ciencia le ofrecía la mano para bajar.
_Aun tienes que esperar dieciséis minutos,hasta que llegue Tragabuches,_díjole ella;_ya ves como te he cumplido mis promesas,y como no hay tiempo mejor empleado que el que a mi se dedica.Yo tendí y electricé los hilos del teléfono que te ha permitido hablar con la esposa de tu rival;yo cargué de dinamita los senos de la montaña para que ésta estallase,y coloqué bajo tu mano la chispa eléctrica que determinó la explosión.

Y yo por último,he formado ese túnel,que te ha facilitado la llegada a este sitio,siguiendo una línea recta y aprovechando la fuerza y la velocidad del aire comprimido.Ten presente que,siguiendo por el camino emprendido del estudio y el trabajo,me tendrás en todas ocasiones pronta a acudir en tu auxilio.
Dicho esto,desapareció,sin dar tiempo a que el rey Tito le diese las gracias con toda la efusión de su alma.
Aun tuvo tiempo Tito para echar un sueñecito antes de que llegase Tragabuches,el cual quedó sorprendido al encontrarle allí.
Juntos regresaron al palacio,en donde se despidieron,después de pagar Tragabuches los mil millones,y de protestar su ferviente adhesión hacia un hombre dotado de tan maravilloso poder,ante el cual eran inútiles los alardes de la fuerza.
Desde entonces vivieron en paz los dos reinos,sin que por un momento se les ocurriera a los gigantes pensar en ir a molestar a sus vecinos los liliputienses.
Este cuento demuestra a los niños que,aplicándose al estudio vencerán siempre las mayores dificultades de la vida,y como el rey Tito serán dignos del respeto y la consideración de sus semejantes.


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