En un mundo antiguo de dioses, de diosas
centauros y héroes, de piedras preciosas
de luna y de mito, de olivo y lechuza
de amor y de muerte, de espada y de paz
las manos y el ansia de seres pasados
dejaron mensajes que quieren hermanos
en discos escritos con letras de luz.
Es algo tan raro, divino y humano
tan cerca, tan lejos, tan norte y tan sur
como el sol y el ciervo labrado en el disco:
tu tierra y la mía. Es Troya. Eres tú.
¿Cuándo nos veremos? Muy pronto, quisiera...
un mar nos separa, son tantas las nubes,
nostalgias, jamases, distancias, quimeras...
Todo eso se vence cuando hay voluntad.
Los hijos de Troya son seres de sueño
son libres y vuelan pues pueden soñar
y en muy pocos días, milagro de libro
serán cielo y ala, serán despertar.
¿Te sueño o me sueñas? ¿Qué, yo te inventé?
Te vi desde lejos rompiendo cadenas
cantando canciones, abriendo conciencias
sembrando ilusiones, como hijo del Sol
Te vi en ese disco de cuatro estaciones
hace tres mil años en siete colores
y créeme, lo juro, yo no te olvidé.
Por eso y ahora en esta existencia
seremos nosotros el bello tesoro
la diosa y el héroe, también el dragón.
Sabremos qué dicen el disco del cielo
el disco de Troya y el disco del tiempo.
Veremos los rostros de todos los sueños
en un mismo verso, temblando de amor.
María García Esperón